Con Wave, Google está proponiendo un nuevo concepto de comunicación y colaboración susceptible de trastocar las formas en las cuales nos relacionamos con familia, amigos y colegas. Anunciada en San Francisco, el 28 de mayo, en el marco de la conferencia Google I/O, integra correo electrónico, mensajería instantánea y wiki, entre otros.
El proyecto nació del deseo de responder a la pregunta «¿A qué se parecería el correo electrónico si se inventara hoy?», explicó Lars Rasmussen, su creador.
«Esa es justamente la pregunta clave que todo desarrollador o desarrolladora debería plantearse», estima el editor Tim O’Reilly. Explica que «un mensaje (una Wave, u ola) es un espacio de comunicación donde podemos activar elementos del correo electrónico, de la mensajería instantánea, de las redes sociales e incluso de los wikis».
En lugar de intercambiar múltiples mensajes llegamos a un espacio de comunicación en las nubes y todo se puede organizar desde una ventana en el navegador (Ópera, Safari, Firefox y Chrome ya están listos, solo falta Internet Explorer… ¿por cuánto tiempo?).
Wave tiene tres grandes características que la vuelven una propuesta interesante.
Multiplicidad de medios. Además de las utilidades ya mencionadas, Wave permite bloguear, twitear (con Twave…), concertar citas, modificar un mapa, jugar ajedrez, etc. El hecho de que Wave sea a la vez un producto, una plataforma en la que desarrolladores encontrarán las API que les permitan crear las aplicaciones que deseen y un protocolo, debería permitir un desarrollo multifacético.
Tiempo real. Comunicación y colaboración, simultáneas o no, se funden en este espacio. Los mensajes o modificaciones aparecen inmediatamente en los navegadores de todos los participantes.
Puede facilitar el diálogo en la medida en que seguir lo que el otro está escribiendo letra por letra permite ganar tiempo. El inconveniente está en que muchos preferimos volver a leer antes de enviar el mensaje. Detalle esencial: cualquier usuario puede «replay», volver a hacer desfilar la Wave tal como ha evolucionado en el tiempo.
Gestión inteligente de redes sociales. Tal vez sea uno de los aspectos más atractivos de la propuesta. Permite escoger a las personas con quienes compartimos fotos, videos y actualizaciones de nuestras actividades en función del tema o de nuestra inspiración. El tipo de utilidad que todos soñamos encontrar en Facebook, MySpace y demás sitios de redes sociales.
En desarrollo desde hace dos años, esta potencial navaja suiza de la comunicación ha sido concebida por un equipo de ingenieros de Google Australia, animado por los hermanos Lars y Jens Rasmussen, inventores de la tecnología que guió al exitoso servicio Google Maps. Su presentación ha sido aclamada por la audiencia con un entusiasmo que recuerda la Apple de sus mejores años.
24 horas después del anuncio, más de 1.000 artículos habían sido publicados en la prensa de EE.UU. y más de un millón y medio de notas de blogs…
Las críticas, sin embargo, no faltan. Jordan Golson (GigaOm) acusa a Google de arrogancia, recuerda que la empresa no consigue ganar mucho dinero afuera de lo relacionado con su motor de búsqueda y que es conocida por lanzar productos casi a ciegas antes de dejarlos morir en el olvido.
Chris Damien, de Fast Company, encuentra «cinco razones para estar aterrorizado». Una de ellas es que el impacto sobre nuestra forma de escribir será catastrófico.
Juan Carlos Pérez, de IDG News Service, constata que, a pesar de todo, Wave podría fracasar «si la gente no entiende de qué puede servirle o si no pueden convencerse de renunciar a sus correos electrónicos, blogs, programas de mensajería instantánea y otros servicios individuales en línea».
Las reservas más serias provienen de la ausencia de un modelo económico claro. Greg Sterling, de Search Engine Land, nota sin embargo, que la integración de todas las funcionalidades mencionadas nos llevará a organizarnos más «en las nubes» conforme a la estrategia general de Google . De todas maneras, la decisión anunciada de abrir el código a la comunidad Open Source debería contribuir a su amplia aceptación y penetración.
Al leer algunos de los comentaristas más serios (Tim O’Reilly, David Weinberger, entre otros), uno se da cuenta de que la apuesta podría ser todavía más trascendental: la implementación de una nueva etapa en nuestra forma de comunicarnos, de colaborar, de mantener una auténtica conversación, ya no en función de un programa, como lo hacemos hoy día cuando pasamos del correo electrónico a la mensajería instantánea o a Facebook, sino «en función del tema o del grupo social» con que queramos discutir, considera Weinberger.
La aventura parece valer la pena aun cuando nos adentramos más en nuestra ambigua relación con Google . Nos gustan sus productos y seguimos confiando en su capacidad de innovación mientras su éxito extiende su influencia y poder, lo cual no deja de ser preocupante.
Fuente: El Universo